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lunes, 3 de marzo de 2008

Camilo....10 años y un largo transitar



Suelo repetir con orgullo la tradición familiar.
Cada cumpleaños de uno de mis hijos, empiezo como lo hacía mi mamá a rememorar el final de último minuto antes de mis alumbramientos.

Y así, hoy 4 de marzo, recuerdo que hace 10 años, esperaba la llegada ya pautada por cesárea de Camilo André, el menor de mis hijos, pero como alguien me confirmara el alma más antigua de mi hogar.
Una enorme panza, pero la tranquilidad de quien ya no es primeriza. Todo arreglado. La salida a la clínica, la conversa de rigor con mi doctor, ya de mucha confianza.

"Dr. ¡ Asúmalo! éste muchacho es culpa suya. El segundo con aparato, y Usted me dijo que ni me preocupara!

Y el consecuente Dr. me recordó lo afortunada que era, de que mi fertilidad violara por segunda vez todas las estadísticas.

Jajajajajaja "Ok...lo acepto, soy afortunada.!

Camilo debía venir, eso lo sé.

Ya cerca del quirófano, por supuesto la dichosa toma de la vía me baja la tensión. El Dr. recuerda, eso es normal le pasó con el primero también. Tensión baja, y mucha impresión, pero como es periodista esperen que haga efecto la anestesia.

Y efectivamente mi método de superar el miedo era conversar, pedir información, recordar mis libros, pedir la menor dosis de anestesia posible, interrogar, volver al punto de la hora de nacimiento y su importancia, por eso del signo y el ascendente. En fin, hablar hasta por los codos.

Mi médico se reía, pero muy lindo me conversaba, y animados todos los demás también. ¿Pero que es esto? ¡Tan rápido!

Todo Camilo es rápido, todo Camilo es audacia, su cesárea no dio tiempo ni de que mi mamá y su papá se tomaran el café de la espera, cuando llegaron ya había salido, hermoso, grande, perfilado.

Sus 3 kilos 500, eran de pura vivacidad.

Él vino preparado para la acción. De hecho tuve que empezar a trabajar muy rápido.

Fue vivaz y tranquilo hasta los nueve meses, cuando literalmente empezó a caminar corriendo, sin pasar por la fase de gateo.

Fue así, simplemente arrancó.

Mucho más tarde empezó a hablar, cuando la distracción de las carreras lo dejaron.

Creo que en parte fue esa intensidad la que me hizo reflexionar, y tomar la decisión de regresar a la Sabana, luego de haberlo tenido en Puerto Ordaz, y haber conseguido, gracias al apoyo de mi comadre Pamela, no uno sino varios trabajos, entre ellos mi programa de radio, y unas asesorías, que posteriormente me arrojarían por los caminos que hoy transito.

Pero es que Camilo es Sabanero por excelencia, y por derecho. Hoy pienso que fue una muy buena decisión, que me permitió estar más cerca, y a ellos les dio la incomparable experiencia de crecer en medio de la naturaleza más encantadora.

Desde pequeñin mi Cami, lo primero que hacia al levantarse era salir al jardín y dar una vuelta, respiraba, olía, saludaba a los perros, y luego comenzaba su día.

Aprendió a nadar solo, cuando menos lo pensamos, en un río hermoso.

Aprendió a leer sólo, sin ni siquiera percatarme que tenía que poner su nombre en los videojuegos para que no borraran sus avances.

Su encanto es irresistible. Es tremendo y cariñoso. Es mi maestro más firme.

Me pone a prueba todos los días.

Desde pequeño sus famosos cuentos de los viajes a China, y lo prolífico de sus anécdotas de ellos nos dejaron a todos con la duda, ¿habrá estado allá?
Siempre digo, que cuando él me lo permita, haré un pequeño listado de sus frases célebres.

Por ahora respeto (aunque a veces se me salga en alguna reunión) lo maravilloso de estos cuentos.
Se parece mucho a mi papá, y a éste lado de la familia.
Mi Camilo llega a todos lados como si estuviera en su propia casa, y arrebata corazones. Dice su carta astral que deberá aprender a negociar, pues no sólo el encanto basta.

Creo que hacia allá van mis herramientas.

Él y Sebastián su hermano mayor se acompañan mucho. Pelean como todos los hermanos, pero las más de las veces son un buen equipo. Y sus diferencias se complementan.

Soy la madre de Camilo, decir esa frase es uno de mis mayores placeres.


¡Felicidades en tu día mi hijo precioso!!!!

Te amo con el infinito de fondo y con la incondicionalidad como bandera.


Julieth

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